Parámetros como la frecuencia cardiaca, el ritmo y la potencia han sido por mucho tiempo el patrón de referencia para controlar el esfuerzo físico durante el ejercicio. Sin embargo, nuevas investigaciones sugieren que la frecuencia respiratoria (FR) podría ser un marcador más fiable y profundo de la intensidad del ejercicio.
Mientras entrenadores y atletas buscan la forma más eficaz de optimizar el entrenamiento, comprender el papel de la frecuencia respiratoria en la medición de la intensidad podría cambiar por completo nuestra forma de enfocar el ejercicio.
La importancia de la frecuencia respiratoria
La frecuencia respiratoria, definida como el número de respiraciones realizadas por minuto, ha sido históricamente infrautilizada en favor de métricas más establecidas como la frecuencia cardiaca (FC) y la potencia. Sin embargo, nuevos estudios subrayan el potencial de la frecuencia respiratoria como el indicador principal de la intensidad del ejercicio. Una de las ventajas fundamentales de la monitorización de la frecuencia respiratoria reside en su capacidad de respuesta inmediata a los cambios en el esfuerzo físico. A diferencia de la frecuencia cardiaca, que requiere un periodo de estabilización tras el inicio del ejercicio, la frecuencia respiratoria se ajusta casi instantáneamente, ofreciendo un reflejo en tiempo real del nivel de esfuerzo corporal. [1]
Respaldo científico de la frecuencia respiratoria
Estudios recientes han explorado la relación entre la frecuencia respiratoria y el esfuerzo físico, demostrando su eficacia como marcador de la intensidad del ejercicio. Una investigación publicada en Frontiers in Physiology [2] indica que «el aumento no lineal de la FR durante el ejercicio incremental es paralelo al conocido curso temporal del lactato sanguíneo». A medida que aumenta la intensidad del ejercicio, tanto la frecuencia respiratoria como los niveles de lactato aumentan al mismo tiempo, lo que proporciona un indicador claro e inmediato del esfuerzo.
La FR está estrechamente asociada a la Percepción Subjetiva de Esfuerzo (PSE) y es sensible a los diferentes estados de fatiga, por lo que puede presentar implicaciones potencialmente importantes para la monitorización del entrenamiento y la recuperación, y puede ser un buen predictor del tiempo hasta el agotamiento durante pruebas de carga de trabajo constante.
Esta correlación es particularmente significativa, ya que sugiere que la frecuencia respiratoria no sólo refleja los cambios fisiológicos, sino que también se alinea con la experiencia subjetiva de esfuerzo de un individuo.
Ventajas comparativas sobre las métricas tradicionales
Una de las principales ventajas de la frecuencia respiratoria es su consistencia entre las distintas formas de ejercicio, como carrera, ciclismo y natación. La FR máxima alcanzada durante el esfuerzo máximo es similar en distintos tipos y duraciones de ejercicio. Esta versatilidad hace de la frecuencia respiratoria una herramienta valiosa en el régimen de entrenamiento de un atleta.
Además, la frecuencia respiratoria es capaz de reflejar el esfuerzo independientemente de la carga de trabajo absoluta, la demanda metabólica o la masa muscular implicada en la actividad. Esta característica es especialmente beneficiosa para los atletas de resistencia que realizan diferentes disciplinas de entrenamiento, como los triatletas, ya que proporciona una medida coherente de la intensidad en diferentes tipos de ejercicio.
Implicaciones prácticas para el entrenamiento
La rápida respuesta de la frecuencia respiratoria a los cambios con el esfuerzo permite realizar ajustes en tiempo real durante el entrenamiento, especialmente en el entrenamiento por intervalos o en las sesiones de resistencia, donde es crucial mantener zonas de intensidad específicas. Al incorporar la frecuencia respiratoria en sus protocolos de entrenamiento, los atletas pueden lograr un control más preciso de la intensidad de su ejercicio.
Además, la fuerte correlación entre la frecuencia respiratoria y el esfuerzo percibido permite a los atletas desarrollar una mayor conciencia de las respuestas de su cuerpo a los distintos niveles de esfuerzo. Este autoconocimiento puede mejorar las estrategias de ritmo durante las competiciones y contribuir al desarrollo de planes de entrenamiento personalizados que se adapten a las respuestas fisiológicas únicas de cada deportista.
Conclusión
A medida que avanza el conocimiento científico de la frecuencia respiratoria, ésta puede convertirse en la métrica elegida para optimizar el rendimiento atlético y los resultados del entrenamiento. Para entrenadores y atletas, la integración de la frecuencia respiratoria en las herramientas de monitorización representa una oportunidad para lograr un mayor nivel de precisión y conocimiento en la gestión del rendimiento. La adopción de la frecuencia respiratoria como métrica central podría revolucionar el enfoque del entrenamiento, ofreciendo una comprensión más detallada del esfuerzo físico.
Fuentes:
[1] https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7665156/
[2] https://www.frontiersin.org/journals/physiology/articles/10.3389/fphys.2017.00922/full